Cuando en junio de 1997 se dieron los primeros pasos para crear un Museo estable en Medina del Campo, se puso de manifiesto la necesidad de acometer una serie de trabajos de restauración en obras histórico artísticas singulares que, por entonces, se encontraban en un estado lamentable de conservación. En este sentido, la exposición Mercaderes y Cambistas, celebrada un año después, supuso la ocasión propicia para abordar la restauración de piezas tan relevantes como el grupo de La Piedad (Juan de Juni, h.1575), el Pendón Real de Castilla (Anónimo, 1666) o el tríptico de la Sagrada Familia (Marcellus Coffermans, h.1570), en las que se contó con la participación de Institutos especializados tan prestigiosos como el del Patrimonio Histórico Español, del Ministerio de Educación y Cultura, o el Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la Junta de Castilla y León.

De otra parte, la posibilidad de incluir piezas del patrimonio de Medina del Campo en el marco de programas de restauración como el suscrito entre la Diputación de Valladolid, la Junta de Castilla y León y el Arzobispado de Valladolid, propició la recuperación de otras como la escultura de San Roque Peregrino (Círculo del Maestro de San Pablo de la Moraleja, hacia 1500), la tabla del Llanto sobre Cristo Muerto (Anónimo de los Países Bajos, 2º cuarto del siglo XVI) o la custodia de asiento de la Colegiata de San Antolín (Cristóbal de Vergara, hacia 1560). Asimismo, gracias al proyecto «Clausuras. El patrimonio de los conventos de la provincia de Valladolid» varias obras -algunas actualmente expuestas en el Museo- fueron objeto de una hábil restauración como los grabados flamencos con la vida de Santa Teresa (Adrian Collaert y Cornelio Galle, 1613).

Cercana ya la inauguración del Museo de las Ferias, fue planteado un complejo programa de conservación de la colección permanente propuesta, haciendo necesaria la intervención en más de una docena de obras realizadas en los más dispares materiales y con las técnicas más diversas. De este modo, se contó con la participación de restauradores especializados en pintura en tabla, escultura en madera policromada, piedra o alabastro; estampación, labores textiles, piezas de forja, materiales arqueológicos, etc. así como de un equipo multidisciplinar de técnicos -historiadores del arte, arqueólogos y conservadores- que supervisaron dichos trabajos. La financiación de estos trabajos corrió a cargo, además del propio Ayuntamiento de Medina del Campo -institución mentora del proyecto Museo de las Ferias-, de la Asociación Cultural «Medina por su Patrimonio» que colaboró en tres restauraciones y, también de forma destacada, de la Junta de Castilla y León, en cuyo Centro de Conservación de Bienes Culturales se llevo a cabo la restauración de la excepcional escultura del Obispo Fr. Lope de Barrientos (Anónimo, mediados del siglo XV), gracias a los auspicios de la Consejería de Educación y Cultura.

Entre estas últimas intervenciones cabe destacar las recuperaciones de los fragmentos de yeserías y aliceres del Palacio Real (anónimo, 1390-1412), la escultura en piedra de San Martín y el pobre (anónimo, siglo XVII), las tablas de la Asunción y la Piedad (ambas anónimas, siglo XVI), las esculturas de la Virgen con el Niño (anónimo, principios del siglo XVI), un zapato de seda (anónimo, siglo XVII), el bastón con su funda, del obispo Barrientos (anónimo de Avignon, primera mitad del siglo XV), una caja fuerte alemana (anónimo, 1550-1570) y una gran maqueta contemporánea de Medina del Campo en el siglo XVI.