Copia de “El bufón Calabacillas” de Diego Velázquez

Lucio Sobrino Barrero
Hacia 1970
Óleo sobre lienzo / 95’5 x 118’5 cm
Obra donada por la familia de Lucio Sobrino a la Fundación Museo de las Ferias



El pintor Lucio Sobrino (1925-2017), a quien nuestra Fundación dedica la primera exposición temporal del presente año con motivo de la donación de su legado, destacó en varias disciplinas artísticas, de manera especial en la compleja técnica de la acuarela, en la que llegó a ser un consumado maestro. Otra de sus facetas –quizá la menos conocida- fue la iniciada en los últimos años de la década de 1950, como copista de obras maestras de la historia del arte, labor que desarrolló con el objetivo de conocer de primera mano los recursos y destrezas de los grandes maestros; esto le llevó a pasar largas temporadas en el Museo del Prado rodeado de los lienzos de Luis de Morales, Tintoretto, El Greco o Velázquez, realizando excelentes réplicas que actualmente se hallan en colecciones particulares. Precisamente uno de los óleos que copió de la obra de este último, el retrato del bufón “Calabacillas”, es el que Lucio Sobrino hizo hacia 1970 permaneciendo hasta el momento en su casa familiar, circunstancia que prueba la estima del autor por esta obra.

“El bufón Calabacillas” original de Diego Velázquez y conservado en el Museo Nacional del Prado es uno de los retratos que el maestro sevillano dedicó a Juan Calabazas, personaje que sirvió primero al cardenal infante Fernando de Austria y luego al rey Felipe IV. Realizado entre los años 1635 y 1639, fue conocido erróneamente durante mucho tiempo con el título de “El Bobo de Coria”, siendo descrito en los primeros inventarios en los que aparece como “un bufón con un cuellecito a la flamenca”. Coincide la crítica especializada en destacar la mirada bobalicona y el rostro alelado del retratado, como las máximas cualidades de la obra, en las que se refleja eficazmente la tara que padeció. La aparición de una calabaza a los pies del personaje (la cantimplora dorada que aparece a la izquierda ha sido a veces interpretada como una segunda calabaza) alude claramente a su apellido, coincidiendo además con otra acepción de la misma palabra “calabaza”, que por entonces se refería también genéricamente a la falta de juicio.

La réplica realizada por Lucio Sobrino reproduce con maestría el original del pintor sevillano, logrando una copia de gran calidad técnica. La soltura de las pinceladas de los pliegues de los encajes de la golilla y los puños, los imprecisos dedos de las manos entrelazadas, la compleja postura forzada del cuerpo de “Calabacillas” llena de contornos desfigurados, así como la magnífica luz que desprende su rostro, quizá sean los rasgos más conseguidos de esta copia. En este punto cabe recordar la experiencia de Sobrino como retratista de grandes personajes y restaurador en el Instituto Central de Restauración de Madrid, facetas profesionales que le acompañaron en toda su trayectoria profesional y que le dieron un conocimiento exhaustivo de la técnica del óleo. Por la calidad de sus trabajos, Lucio Sobrino recibió varios encargos oficiales, como uno solicitado por Patrimonio Nacional que actualmente se conserva en el Palacio Real de Madrid, o el destinado a una sede de la Central de Ahorro Popular que reproduce los frescos de Goya de la cúpula de San Antonio de la Florida.

Antonio Sánchez del Barrio

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