San Ambrosio

Gregorio Fernández
1613
Madera policromada / 108 x 85 x 41 cm
Iglesia parroquial de San Miguel y San Julián, Valladolid



San Ambrosio (340-396), nacido en Tréveris, fue obispo de Milán y bautizó después de catequizarle a Agustín de Hipona. Esta obra forma parte de un conjunto de ocho bustos relicarios alusivos a los Santos Padres de las Iglesias griega y latina que fueron hechos para el monumental relicario que se ideó con destino a ser colocado en el testero sur del crucero de la iglesia jesuítica de San Ignacio de Valladolid –titulada desde la segunda mitad del siglo XVIII con la advocación de San Miguel y San Julián–, encima de la puerta que salía de la iglesia al claustro del colegio.

La voluntad de reunir reliquias de los ocho Padres de ambas Iglesias, así como la representación conjunta de todos ellos, respondería al intencionado deseo, por parte de la Casa Profesa de los jesuitas vallisoletanos, de contar con ejemplos palpables de los más sólidos pilares de la ciencia y doctrinas teológicas, asientos de la sabiduría y cimientos de la Iglesia como nuevos evangelistas. Estos notables teólogos de ambas Iglesias, considerados por su condición de doctores como padres espirituales de la religión cristiana, se pueden identificar gracias a las inscripciones que aparecen al pie de las urnas sobre las que descansan sus esculturas. Todos están representados con mitra –excepto San Gregorio tocado por tiara papal– y ricas vestiduras pontificales, leyendo, meditando o escribiendo en un libro abierto dispuesto sobre una mesa cubierta de mantel colo­cada encima de los relicarios.

Suscribieron el contrato para la ejecución de la formidable arquitectura, que iba a soportar un total de treinta y seis relicarios entre figuras redondas, bustos y relieves, los ensambladores Cristóbal Velázquez y sus hijos Francisco y Juan, además de Melchor de Beya, quienes también se encargaron de fabricar las urnas para las reliquias. Sin embargo, el cuerpo central de todo este conjunto no se llegó a realizar y algunas de las esculturas destinadas a él, entre ellas seis de las figuras de Padres de la Iglesia, fueron a parar a la capilla relicario que se preparó con tal fin en el interior de la sacristía del templo; los dos restantes Padres se dispusieron en los retablos relicarios, situados en el crucero del templo, inspirados en un grabado italiano representando la decoración proyectada en 1610 por el arquitecto G. Rainaldi para la fachada de San Pedro del Vaticano, con motivo de las fiestas de canonización de San Carlos Borromeo.

Toda la escultura del proyecto corrió a cargo de Gregorio Fernández que se ocupaba en ella en 1613, declarando el artista el día 22 de marzo de 1616 que la Compañía de Jesús le debía 531 reales de un total de 8.411 reales, suma en la que estaba contratada la totalidad de treinta y tres esculturas. Por cada figura de Padre de la Iglesia latina cobró 286 reales y otros 242 por cada una de las que representan a los Padres de la Iglesia griega.

Todas las figuras son de una gran elegancia, tanto por sus actitudes como por los ampulosos atuendos, la expresión de sus rostros o la gesticulación de sus manos. Algunas de sus cabezas las repitió con variantes en los pequeños relieves del retablo mayor de Las Huelgas Reales (1613-1616). A pesar de haber sido concebidas para ser contempladas desde abajo y a cierta distancia, su elevada calidad técnica demuestra la personalísima participación del artista.

Jesús Urrea


BIBLIOGRAFÍA

MARTIN GONZÁLEZ, J. J., El escultor Gregorio Fernández, Madrid, 1980, pp. 161-167.

URREA, J., “Los relicarios de la Compañía de Valladolid”, Boletín del Seminario de Arte y Arqueología XLVIII, Universidad de Valladolid, 1982, pp. 430-435.

URREA, J., Gregorio Fernández (1576-1636), Madrid, 1999, pp. 106-107.

URREA, J., “El relicario de los jesuitas de San Ignacio”, en Estudios de arte y sociedad en Valladolid (siglos XVI-XIX), Ayuntamiento de Valladolid, 2020, pp. 149-170.