Niño Jesús

Taller de Malinas
Hacia 1500

Madera policromada / 32 x 10,5 x 7,5 cm
Fundación Museo de las Ferias

 

Nino_Malinas

 

Iniciamos el XII ciclo expositivo “La Pieza del Mes” con una obra perteneciente a la colección de nuestra Fundación, que se expone en el Museo de modo permanente para ilustrar el importante comercio de obras de arte que llegaban a España desde la ciudad flamenca de Malinas (en la actual Bélgica), distribuyéndose en buena parte a través de las Ferias de Medina del Campo. Su pequeño formato, fácil transporte y reducido coste económico propiciaron una gran aceptación popular que se explica en el elevado número de obras que aún se conservan, de manera especial, en conventos y oratorios particulares. El “Niño Jesús de Malinas” con que iniciamos las “Piezas del Mes” de este año 2011, fue adquirido por la Fundación en 2004 y en el verano pasado fue objeto de una delicada restauración -realizada por la empresa Atrium, S.L.- con la que se ha conseguido la recuperación definitiva de la pieza.

A partir del siglo XIV se desarrolla en toda Europa una veneración creciente por la figura del Niño Jesús desnudo, que perdurará hasta el siglo XVII. Su culto se vincula a un interés por la devoción individual, lo que hizo que la demanda de piezas de pequeño tamaño se incrementara, para ser usadas en oratorios privados o en el seno de congregaciones religiosas. Durante este período era habitual, a la hora de entrar en un monasterio femenino, que las aspirantes llevaran un Niño Jesús y una caja o arqueta de costura; por ello, se solía regalar a las novicias representaciones del Niño, muchas de las cuales aún se conservan en la actualidad, entre ellas piezas como la que ahora estudiamos.

Este Niño Jesús presenta todos los rasgos característicos de las obras artísticas procedentes de la ciudad flamenca de Malinas. El cuerpo muestra una anatomía blanda, suave y sin interés por potenciar los músculos; solamente destacan algunos elementos como el vientre saliente, las piernas rollizas y los pies esbozados. De perfil sutil, la espalda muestra los glúteos contraídos y estereotipados, probablemente buscando la posible configuración de formas para ser vestidos. La cabeza con cabello tallado en media melena, se pega al cráneo primero, para volar posteriormente en abanico, dejando la posibilidad de colocarle una corona. El rostro, de frente despejada y abombada, presenta rasgos muy delicados, con cejas perfiladas, ojos oblicuos de pupilas azules, pesados párpados y mejillas prominentes; todo ello conforma una cara típicamente oriental, propia de los talleres malineses. Iconográficamente representa al Salvator Mundi, con la mano derecha bendiciendo al mundo y con la izquierda sosteniendo un globo terráqueo.

Los talleres artísticos de la ciudad flamenca de Malinas se especializaron en la elaboración de estas pequeñas esculturas policromadas, cuyo control era ejercido por parte de los gremios de manera muy estricta: primero la talla de la madera se marcaba con tres rayas verticales, recordando el emblema de la ciudad, y posteriormente se sometía a control su policromía y dorado. Este tipo de piezas llegaban a Medina del Campo en grandes cantidades debido al estrecho contacto comercial que existía con los Países Bajos; en realidad era un buen negocio para los comerciantes, ya que eran obras de devoción muy demandadas por su bajo coste y fácil transporte.

José Manuel Casado Paramio