Tapiz de cazadores con lebreles

Willem de Kempeneer
Bruselas. Segundo tercio del siglo XVI
Lana y seda / 320 x 320 cm
Museo de Valladolid. Inv. 536



La importación de productos de calidad para el uso personal y doméstico era parte importante de la actividad mercantil de Simón Ruiz en los Países Bajos. A través de sus agentes en el puerto de Amberes llegaban a Medina del Campo muebles y textiles finos acompañados de ricas tapicerías, piezas estas muy demandadas por su tono de distinción social. En representación de aquellas que Simón Ruiz tuvo tan presentes en sus negocios, figura en la exposición este tapiz de Bruselas, ciudad donde en el siglo XVI se crearon los paños de lizo más apreciados por el mercado de lujo europeo.

En el escenario de un bosque frondoso, cuatro cazadores con sus perros parecen conversar. En primer término, dos figuras principales. El de la derecha lleva calzas y sayo, o quizá una cuera, que deja ver manga y cuello de una camisa roja con dibujo rayado en blanco, a juego con su gorro. Ciñe a su cintura un cuchillo de caza con su funda, mientras de su mano izquierda sujeta la correa de su can. Lleva un calzado de vistoso enre­jado, que parece querer dar relevancia al personaje cuyas facciones podrían recordar las de Carlos V, está atento a los cazadores del fondo mientras el de su izquierda, vestido con sayo azul, acaricia la cabeza de su perro con ambas manos y porta en bandolera un cuerno de caza. Los dos cazadores en segundo plano, uno de los cuales también lleva a su costado un cuerno, parecen indicar el camino a seguir. Al fondo un quinto cazador camina con su perro entre los árboles. Todo ello se enmarca en una bordura de cenefa floral realzada en sus ángulos por cabezas de león, un elemento frecuente ver en borduras de tapicerías del segundo cuarto del siglo XVI.

El tapiz tiene su marca de fabricación en el borde inferior derecho: una W con un 4 sobrepuesto, que corresponde a Willem de Kempeneer, uno de los tapiceros más afamados de Bruselas cuya actividad se documenta en el segundo tercio del siglo XVI y de cuyo taller salieron innumerables paños, sin duda varios de ellos hacia España, como este del Museo de Valladolid o como los cuatro pertenecientes a la Historia de Abraham, conservados en las colecciones reales españolas. El paño pudo también tener la marca de origen en el borde inferior, donde se aprecian dos tramos de tejido que han sido cortados y sustituidos de antiguo. Dicha marca, que sería la de Brabante – Bruselas, establecida oficialmente desde 1528, aparece en varios de los tapices realizados por Kempeneer.

En la parte posterior se conservan zonas de forro original, sobre el que se ve, pintado en azul, un mo­nograma formado con las letras I-A-N-R, que cabría relacionar, aunque sin mayor argumento, con el taller familiar de los Raes, que entre 1580 y 1650 era de los más importantes de Bruselas. En todo caso, es este un dato interesante del tapiz que informaría sobre aspectos comerciales de marchante o de embarque.

Quizá por influjo de la famosa serie de Las cacerías de Maximiliano, que realizó en Bruselas el taller de Willem Dermoyen, entre 1531 y 1533, los tapices con escenas de cacería de los telares flamencos alcanzaron gran difusión en el siglo XVI. Frente a las grandes series de historias bíblicas o mitológicas, los temas aisla­dos de cacería, así como los de boscajes, tuvieron su especial demanda española, aunque sabemos que estos últimos no fueron mercancía de la preferencia de Simón Ruiz. En sus misivas a sus agentes de Amberes les requería unas características de calidad, tanto en el uso abundante de seda y lana, como en los diseños de las figuras y de las borduras, que estimaba que no cumplían los paños de asuntos vegetales.

De la procedencia del tapiz sólo sabemos que perteneció a Pablo Alvarado, médico oftalmólogo, que ejerció en Valladolid, cuya colección, en parte, adquirió el Ayuntamiento de Valladolid en el siglo XIX, con­tribuyendo con ella a la formación del antiguo Museo Arqueológico. Es probable que Alvarado lo comprara en Burgos, donde residió un tiempo y a donde perfectamente pudo arribar entre las remesas de tapices que con gran frecuencia llegaban de Flandes a los puertos del Cantábrico.

Eloísa Wattenberg García
Directora del Museo de Valladolid


BIBLIOGRAFÍA

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Guy Delmarcel, Flemish Tapestry, 1999, p. 366.

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César Alejandro Manrique Figueroa: “Las cartas de Amberes de Simón Ruiz y su agrado por las tapicerías flamencas”, Congreso internacional Imagen y Apariencia (2008. Murcia)

Eloísa Wattenberg García, Museo de Valladolid. Colecciones, Salamanca 1997, p. 241.

“Pablo Alvarado Arnáiz”, en Numismática romana de Valladolid. Arqueología, libros y antiguo coleccionismo, Valladolid, 2011, p. 121.


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