Testamento y codicilo de Alonso de Quintanilla y Aldara de Lodeña

19 de abril de 1496 (Carta de poderes)7 de octubre de 1497 (Codicilo de Aldara de Lodeña)
16 de diciembre de 1498 (Testamento de Alonso de Quintanilla)
Manuscrito sobre papel, encuadernación en pergamino / 32 x 23 cm
Archivo de la Fundación Museo de las Ferias. Sección Quintanilla. Caja 2-02.00

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El documento de mayor trascendencia de cuantos componen el Archivo del Mayorazgo de Quintanilla es este libro que recoge en 34 folios tres manuscritos diferentes y complementarios: una carta notarial fechada el 19 de abril de 1496, firmada por Alonso de Quintanilla y Aldara de Lodeña, por la cual se otorgan poderes recíprocos uno al otro ante cualquier eventualidad; el codicilo otorgado por Aldara de Lodeña el 7 de octubre de 1497, y el testamento del Contador dictado el 16 de diciembre de 1498. Estos textos son independientes pero han llegado hasta nosotros agrupados en uno solo con la intención de unir los originales relacionados con las últimas voluntades de ambos esposos.

Tanto el testamento como el codicilo siguen un mismo guión: en los primeros apartados se recogen las mandas pías (misas, limosnas, treintanarios, etc.); en los siguientes se establecen las disposiciones materiales (declaración de heredero, dineros entregados a sus descendientes, así como los que se deben y se legan a otras personas); y en las últimas disposiciones se ratifica el lugar de enterramiento (en la capilla mayor de la iglesia de San Juan de Sardón), se precisan las honras fúnebres que han de celebrarse y se designan los albaceas testamentarios.

Respecto a la cuantía y destino de los bienes, estos se reparten en dos grandes conceptos: de una parte, el consignado al mayorazgo y la mejora del tercio del quinto en beneficio de Luis y, de otra, las herencias legítimas de 800.000 mrs., más la demasía correspondiente, a sus hijas Inés, Francisca, Beatriz e Isabel. La estimación de los bienes reflejados en el testamento de Quintanilla -seguimos los datos que en su día ofreció la profesora Morales Muñiz- arroja una suma cercana a los quince millones de maravedís, de los cuales cerca de nueve millones corresponden al patrimonio divisible entre sus hijos y los seis millones restantes los destinados al mayorazgo.

En el texto del testamento queda clara la intención de Quintanilla y su esposa de perpetuar su memoria, no sólo a través de la fundación del citado mayorazgo a favor de su hijo Luis para evitar la dispersión de los bienes acumulados en vida, sino también en situar socialmente lo mejor posible a sus hijas y sus descendientes, logrando para sus yernos importantes puestos u oficios en la administración del reino. Asimismo, se establecen cuantiosas dotes para varias sobrinas y sobrinas nietas, en el momento de su matrimonio o ingreso en la vida consagrada; numerosas mandas para la liberación de sus criados, siervos y esclavos –cuya tenencia ha de entenderse en el contexto de la época como signo de ostentación social-; pago de deudas aún pendientes a personajes ligados a su vida oficial, etc.

El importante patrimonio que Quintanilla deja a su muerte le permite, por último, la fundación generosa de un hospital para pobres, varias capellanías, misas, memorias, aniversarios,… y de manera especial la creación y mantenimiento de su enterramiento en la capilla mayor de San Juan de Sardón, en cuya renovación no escatima recursos, concertando para su construcción y aderezo a destacados artistas del momento como Enrique Egas o el pintor flamenco Francisco de Amberes, a quien encarga su retablo mayor, nombre que conocemos ahora gracias a este texto de últimas voluntades.


Proceso de conservación y restauración del testamento de Alonso de Quintanilla y Aldara de Lodeña. Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la Junta de Castilla y León.pdf

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