CICLO ‘LEGADO FABIÁN ESCALANTE’ 39 / OCTUBRE – DICIEMBRE 2022
Elección de don Juan de Ribera Morejón como abad de Medina del Campo
Medina del Campo, 16 de junio de 1603 (copia autorizada de 19 de junio)

Manuscrito sobre papel / 33’2 x 21’6 cm
Archivo de la Fundación Museo de las Ferias, AFMF, C 2-6. Donación de Fabián Escalante en 2010



La Abadía de Medina del Campo fue fundada en 1480 por Sixto IV a instancias del rey Fernando el Católico, siguiendo los deseos que en su momento manifestó su abuelo Fernando de Antequera. Según la bula de creación, dada el 11 de junio de aquel año, el abad ejercía la jurisdicción eclesiástica ordinaria en la villa, sin atenerse a la autoridad del obispo de Salamanca primero y de Valladolid después, circunstancia que siempre fue recordada y requerida formalmente de forma precisa a los sucesivos prelados. Esto se mantuvo hasta la desaparición de la propia abadía merced al Concordato de 1851, acuerdo que llevó consigo el cese de “todas las jurisdicciones privilegiadas y exentas” y, en nuestro caso, la pérdida oficial del rango de colegial del templo dedicado a San Antolín. Se justifican, de este modo, las escasas visitas episcopales a la villa a lo largo de aquellos siglos y, asimismo, la vigencia de la frase contenida en el mote o lema oficial de la villa “… NI EL PAPA BENEFICIO”, como bien apuntara Gerardo Moraleja en su libro sobre la historia de Medina (1971, pp. 57 y ss.).

La elección de nuevo abad la ejercían los beneficiados de todas las parroquias de la villa, que constituían el llamado “Cabildo Mayor”, conforme al espíritu recogido en la citada bula de creación de la Colegial. Se establecía como requisito fundamental que el aspirante fuera hijo patrimonial de la villa y, una vez elegido, el resultado era notificado al Consistorio para que diera testimonio en su presentación canónica al obispo. Su jurisdicción no se limitaba a la Colegial sino a todas las iglesias de la abadía y tenía derecho al uso de mitra, guantes, anillo, báculo y demás insignias pontificales de su dignidad.

El proceso de elección de un nuevo abad lo recoge fielmente el mismo Moraleja en su obra (1971, p. 454). Los edictos de convocatoria se fijaban en la puertas de la Colegiata y de la “parroquia mayor” de San Nicolás, iglesia que era la sede oficial del Cabildo Mayor (tras su desaparición lo fue la parroquia de San Facundo); llegado el día de la elección, los beneficiados eran convocados a campana tañida, oían “misa del Espíritu Santo” y, a puerta cerrada, prestaban juramento. Antes de efectuar la votación, el decano capitular salía hasta la puerta de la iglesia y preguntaba públicamente si había algún opositor que aspirase a la elección, si así fuere, de acuerdo con los estatutos, intervenía ante al Cabildo y luego abandonaba el lugar. La votación era secreta, se realizaba con papeletas en las que cada capitular anotaba el nombre del elegido y depositaba en una urna situada en el altar mayor de la iglesia.

El documento que ahora nos ocupa es una copia autorizada por el notario público apostólico Francisco Bermejo, del acta de la elección abacial registrada por el escribano del número de la villa Juan de Argandoña, en la iglesia de San Nicolás el 16 de junio de 1603 (nuestra copia está fechada el día 19), en la que se elige como nuevo abad a don Juan de Ribera Morejón. A dicha elección se presentaron otros cuatro candidatos: Alonso Ruiz del Rincón (decano del Cabildo y prior de la Colegiata), Vicente Lobato del Canto (Beneficiado de la iglesia de Santiago), Julián de Torres (canónigo de la Colegial) y Alonso Ruiz del Corral (Chantre de la Colegial). Como en la primera votación nadie consiguió la mitad más uno de los 39 votos escrutados, se realizó una segunda, pero ahora entre los dos opositores con mayor número de votos: Juan de Ribera Morejón y Alonso Ruiz del Corral, ganando el primero por 28 a 10 (ahora de un total de 38 votos válidos). Designado el nuevo abad, el Cabildo encarga a su mayordomo Antonio de Arévalo y al capitular Alonso Gutiérrez que presentan al elegido al Ayuntamiento para que continúe el proceso de presentación canónica al obispo de Valladolid.

Juan de Ribera Morejón, décimo abad de la villa, ostentó esta dignidad durante más de veinticuatro años, hasta su muerte acaecida en Madrid el 19 de julio de 1628. En él convergían los nobles linajes de los Ribera y los Morejón; su padre fue el regidor y caballero de Santiago Pedro Morejón y su madre Isabel de Ribera, nieta de los Ribera Medina que construyen la iglesia de San Martín (Rodríguez, 1903-1904, p. 851). Fue canónigo de la Colegiata, inquisidor del Santo Oficio en Córdoba y Valladolid y, finalmente, del Consejo de la Suprema y General Inquisición. Le sucedió al frente de la Abadía don Francisco de Galisteo, beneficiado de Santa María del Castillo (Moraleja, 1971, p. 465).

Antonio Sánchez del Barrio


BIBLIOGRAFÍA

RODRÍGUEZ y FERNÁNDEZ, Ildefonso, Historia de Medina del Campo. Madrid, Imp. de San Francisco de Sales, 1903-1904.

MORALEJA PINILLA, Gerardo, Historia de Medina del Campo. Medina del Campo, Imp. Manuel Mateo, 1971.

SÁENZ BERCEO, Mª del Carmen, “Los inquisidores del Tribunal de Valladolid durante el reinado de Felipe III”, en Revista de la Inquisición. Universidad de La Rioja 1999, nº8, pp. 43-83.


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