RELIEVES EN ALABASTRO PROCEDENTES DE MALINAS

Diputación de Valladolid. Depositados en la Fundación Museo de las Ferias


adora cena pentecostes

La Adoración de los Pastores
Gillos Nens / Monograma GND(montada)N
Hacia 1600
Alabastro policromado. Marco de madera y cuero
 repujado

La Última Cena (Jesús entrega el bocado de pan mojado a Judas)
Tobías Tissenaken

Monograma TT (con ancla y cáliz)
Hacia 1600
Alabastro dorado

Pentecostés
Jasper de Hemeleer / Monograma IDH
Hacia 1600
Alabastro con resto dorados. Marco de madera y cuero repujado


Entre la segunda mitad del siglo XVI y el primer cuarto del XVII, en la ciudad flamenca de Malinas (en la actual Bélgica) surgieron numerosos talleres de artistas dedicados a la elaboración, prácticamente seriada, de pequeños relieves en alabastro que tuvieron desde los primeros momentos un éxito comercial incuestionable. Prueba de ello son las numerosas exportaciones de este tipo de piezas documentadas en toda Europa. Parece ser que en la proliferación de estos talleres influyó notablemente la presencia en dicha ciudad de la floreciente corte de Margarita de Austria, quien ejerció allí como Regente Gobernadora de los Países Bajos; con tal motivo se establecieron artistas especializados en esta modalidad como, entre otros, Conrad Meyt, Guyot de Beaugrant o Jan Mone.

En su gran mayoría, las representaciones de estos pequeños relieves de alabastro corresponden a escenas religiosas de carácter devocional que recogen preferentemente pasajes del Antiguo y Nuevo Testamento, aunque no faltan los de tema alegórico o mitológico. Entre otras características comunes a todos ellos, podemos apuntar que sus composiciones se inspiran con mucha fidelidad, aunque con las lógicas variantes, en grabados flamencos muy difundidos; asimismo, es muy frecuente encontrar, al pie de la placa, un monograma formado por varias letras que nos indica la identidad del artista que lo realizó. Las figuras y los elementos materiales que componen las escenas suelen realzarse con líneas doradas que perfilan los contornos. Generalmente, se presentan enmarcados por molduras rectangulares elaboradas en madera, a veces dorada, revestidas con tiras de cuero decoradas con los motivos habituales del repertorio renacentista; en otras ocasiones, las piezas de alabastro son la parte central de retablos domésticos de pequeñas dimensiones y cuidadísima ornamentación.

En estos tres relieves se representan otras tantas escenas de tema religioso: la Adoración de los Pastores, firmado con el monograma «GND(montada)N», quizá del escultor flamenco Gillos Nens; Pentecostés, con la iniciales «IDH» que corresponden a la marca del artista malinés Jasper de Hemeleer; y la Última Cena, mostrando la rara variante en la que Jesús entrega a Judas el bocado de pan mojado, obra de Tobías Tissenaken (pintor y escultor documentado entre 1596 y 1624, año de su muerte), que firma con el monograma «TT» enlazado a figuras que asemejan un ancla y un cáliz. Fechables los tres hacia 1600, de ellos conocemos numerosos ejemplares similares conservados en diferentes museos españoles, belgas, holandeses y franceses.

La reciente limpieza y restauración de estos tres alabastros nos permite ahora contemplar mucho mejor la delicadeza de las figuras en unos fondos apenas esbozados, así como la luminosidad y transparencia de tan noble material.


 Antonio Sánchez del Barrio

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