Libros editados en Lyon en el siglo XVI


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      Rationale divinorum officiorum
     
Guillaume Durand (Guillermo Durando)

      Imprenta herederos de Jacobo Giunta. Lyon, 1568
      Libro impreso sobre papel / 17 x 11’5 cm
      Encuadernación renacentista gofrada
      Fundación Museo de las Ferias

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Catechismus ex Decreto Concilii Tridentini, ad Parochos
Mandado imprimir por Pío V
Guillaume Rouillé (Guillermo Rovillio), librero. Lyon, 1579
Libro impreso sobre papel / 17 x 10’5 cm
Fundación Museo de las Ferias

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 Secunda secundae partis Summae Totius Theologiae
 
Santo Tomás de Aquino

 Imprenta de los Giunta. Lyon, 1587
 Libro impreso sobre papel / 35 x 24 cm
 Encuadernación mudéjar en cuero repujado
 Convento de PP. Carmelitas Descalzos. Medina del Campo


Durante el siglo XVI, Medina del Campo fue el mayor almacén de libros y depósito de papel de la Península, así como el más destacado centro de importación de obras impresas. Libros nuevos en bruto -en resmas- recién llegados de Lyon, París, Amberes, Colonia, Génova, Roma, Turín o Venecia, vendidos por libreros de ferias, en su mayoría factores de libreros extranjeros que desde 1529 se habían instalado en la villa tanteando el mercado. Pero la gran revolución en el negocio del comercio del libro se produjo con el establecimiento en Medina del Campo de los representantes de la Grande Compagnie Lyonnaise, una empresa que los hermanos Treschel constituyeron en 1530 con objeto de exportar libros desde Lyon a Medina del Campo y, a su vez, distribuirlos en el mercado español y especialmente a Salamanca. Las balas de libros partían de Lyon a Nantes y de allí, a través del mar Cantábrico, hasta Bilbao para luego llegar a las ferias medinenses de mayo y octubre.

Ese fue el detonante para que, a partir de 1540, los grandes mercaderes vinculados con Lyon y especializados en el negocio de importación internacional de libros (los Osandon, Giunta, Millis, Rainaud, Senneton, Beraud, Bonnefont, Duport, Tingui, Baudin y Landry) decidieran tener representación permanente en Medina del Campo a través de tiendas –situadas preferentemente en las calles de Carpintería y de Ávila- a cuyo frente había factores comisionistas que trabajaban en régimen de exclusividad para la central francesa. Estos libreros satisfacían las necesidades de libros de catedráticos, profesores, colegiales y alumnos de universidades y centros eclesiásticos, entre otros: Alcalá de Henares, Toledo, Sevilla, Burgos, Salamanca y Valladolid. Medina del Campo fue el mayor centro de distribución de libros al resto de los territorios españoles, incluida América, pero sin embargo –según Anastasio Rojo- «era un lugar en que se leía poco, debido al carácter eminentemente mercantil de la villa».

Las tres ediciones lionesas que presentamos corresponden a libros de temática religiosa. El «Prochiron», vulgarmente conocido como Rationale divinorum officiorum, es un importante tratado enciclopédico acerca del simbolismo de la liturgia romana. Este ejemplar, editado por los sucesores de los Giunta, tiene una encuadernación alemana muy cuidada en piel gofrada en la que se representan los bustos de los Apóstoles. El segundo libro es un «Nuevo Catecismo Tridentino», mandado imprimir por Pío V. Se trata de una edición impresa a costa Guillaume Rouillé (Guillermo Rovillio, como era conocido en España) librero que aprendió los rudimentos del comercio librario en su Venecia natal y más tarde se estableció en Lyon donde entró en contacto con los Portonaris, siendo su sucesor. El último ejemplar corresponde a una edición de la Summa Totius Theologiae, de Tomás de Aquino, concretamente a la «Segunda parte, segunda sección» (Secunda secundae) que trata de las Virtudes teologales y de las Virtudes cardinales. Editado en la imprenta de los Giunta, tiene una encuadernación gofrada de tipo mudéjar propia de encuadernadores salmantinos y también una firma manuscrita en la portada que sitúa este ejemplar en la ciudad del Tormes, concretamente en la biblioteca del fraile agustino Basilio de León, sobrino de fray Luis de León, profesor de Teología en la Universidad de Salamanca donde alcanzó la cátedra de santo Tomás.

Fernando Ramos González