Las ferias de Medina del Campo nacen en los primeros años del siglo XV bajo el señorío del Infante Fernando de Antequera y desde sus primeros tiempos alcanzan un gran desarrollo. Primero el mercado de la lana y luego el comercio de paños, lienzos, sedas, encajes y bordados hacen de Medina el centro castellano más importante de contratación textil.

Otro de los mercados más importantes que va a aparecer en las últimas décadas del siglo XV es el de libros impresos; su etapa de mayor florecimiento se produce entre 1540 y 1590, desapareciendo en la primera década del siglo XVII. Muy relacionada con el comercio del libro, se desarrolla en la villa una importante actividad impresora.

El activo comercio de obras artísticas a lo largo del siglo XVI, queda de manifiesto en las numerosas piezas de importación que aún se conservan en muchas ciudades castellanas. Fundamentalmente procedentes de los Países Bajos, Alemania e Italia, llegan cargamentos de pinturas, esculturas, tapicerías o estampas, cuyo mercado tiene en nuestra plaza uno de los más importantes lugares de compraventa y distribución de la Península. También se comercian refinadas obras de marfil y lacas nambán llegadas a los puertos de Sevilla y Lisboa a través de las grandes rutas de la Carrera de Indias o el Galeón de Manila. Mención aparte ha de hacerse del comercio de piezas de platería, en su mayor parte de carácter religioso, procedentes de los principales talleres españoles y europeos, especialmente italianos y franceses.

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