DOCUMENTOS HISTÓRICOS INÉDITOS 8 / OCTUBRE – DICIEMBRE 2014
Breve pontificio de Julio II concediendo licencia para el traslado de la 
Iglesia de San Martín de Medina del Campo desde La Mota a Barrionuevo
Secretaría de Estado de la Santa Sede. Roma, 16 de noviembre de 1509; firma de Segismundo ContiManuscrito sobre vitela /  53 x 27 cm. Restos de sello con lacre rojo. Biblioteca Berrocal. Madrid 

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La primera mención a una iglesia bajo la advocación de San Martín, situada en el flanco sur del cerro de la Mota, aparece en las adiciones al Fuero Real de Medina del Campo de 1256 cuando se incluye en la relación de parroquias, aunque su origen podría remontarse a finales del siglo XII. El Breve pontificio que estudiamos -y que se expone por primera vez- nos informa de las circunstancias y condiciones que motivaron su traslado. Debido a los pocos feligreses que quedaban de esta parroquia. atendida por dos clérigos beneficiados perpetuos, y a que el culto había prácticamente desaparecido en ella hasta el extremo de que parecía un lugar “profano y desierto”, los reyes Fernando de Aragón y su hija Juana, reina de Castilla y León, expusieron al Papa la necesidad de derribar aquella iglesia y construir otra nueva con la misma advocación en otro lugar de Medina con más población, intramuros del Barrio Nuevo (Barrionuevo), junto al “hospital de pobres de San Pedro de los Arcos de los pelliteros”. Así pues, el documento nos indica una existencia previa de este hospital cofradiero en la misma calle, en realidad, un albergue que disponía de una pequeña capilla, una habitación para el santero y otro apartamento con cinco camas viejas.

Mediante este documento Julio II concede “licencia para el traslado de aquella iglesia, para que sea construida de nuevo…bajo esta advocación…en la vía o calle llamada de Barrionuevo…en la misma calle del dicho Hospital y en un lugar apropiado e idóneo para ello, pero al mismo tiempo sin menoscabo para el albergue del dicho Hospital… [trasladando] su campanario, campanas, pila bautismal, camposanto y demás enseñas parroquiales de construcción y los beneficios de que gozaba la anterior iglesia, tanto cruces, cálices, vestiduras y otros ornamentos eclesiásticos; y las campanas y cuerpos y huesos de los difuntos de cada año y otros recuerdos dejados allí por los fieles en Cristo, así como todos y cada uno de los bienes…muebles e inmuebles, incluidos los ingresos procedentes de censos, beneficios y diezmos de la anterior iglesia serán transferidos a la que se ha de construir y edificar”.

El documento se remite al obispo de Segovia, D. Fadrique de Portugal Noreña, para dar traslado del mismo a Bernardino Gutiérrez, abad de la Colegiata de San Antolín, para su consentimiento y aceptación, con el expreso deseo papal “de que la dicha iglesia anterior no revierta a usos profanos sino permanezca en ese lugar rastro de signo sagrado y se celebren misas alguna vez”, lo cual nos indicaría -contrariamente a lo que señaló Moraleja- que la primitiva iglesia sita en la Mota no llegaría a demolerse por estas fechas y sería más conforme lo dicho por López Osorio que fue testigo ocular de su derrumbe a comienzos del siglo XVII.

Los fundadores de la nueva parroquia de San Martín fueron el comendador D. Pedro de Ribera y su esposa Dª María de Medina, criados de los Reyes Católicos, quienes construyeron esta iglesia como cripta de enterramiento familiar. La inscripción que recorre bajo el artesonado del presbiterio de esta iglesia indica que “edificaron esta iglesia y hospital., año de 1512”; pero si, como hemos dicho, el hospital de San Pedro de los Arcos -a poniente de la iglesia- ya existía, habremos de concluir que estos nobles no lo hicieron nuevo sino más bien debieron contribuir a su reconstrucción o recuperación.

Juan de Yepes (el futuro fray Juan de la Cruz) figura en los libros de bautismo de la parroquia de San Martín como padrino de niños expósitos, como aquel que fue recogido a la puerta de esta iglesia por su madre, Catalina Álvarez, en la primavera de 1563 -poco antes de ingresar el joven Juan en el convento de Santa Ana-, en cuyo bautizo oficiaron ambos como padrinos.

Fernando Ramos González

Transcripción y traducción del documento